Música: Fabián Russo
A Hernán Reinaudo, por el aguante.
templando los instrumentos
los guitarristas que tocan
otra versión del silencio
sacada de su memoria
y de las cuitas del pueblo.
Las manos son como alas
que van rascándose el vuelo.
la del tango callejero,
las cuerdas se hacen seis lunas
para que canten los perros
cantores que van en yunta
con los poetas más reos.
Punteo de esquina y sombra
con su vigilia de arpegios.
que me aguantan el aliento
desde hace tanto que el tiempo
dura lo que una canción.
¡Y que siga la función!
Yo canto con el talento
de los que pulsan el viento
para que suene en mi voz.
que ya no alcanza ni muertos,
afinan con gesto adusto
sabiendo que ganan tiempo.
El torca con su chamuyo
los deja tomar aliento
y aunque se lleve el aplauso
no es nadie sin escoberos.
caderas de amor sin sueño,
la boca que, entre las rejas,
simula ser un bostezo.
Los dedos que van hurgando
hasta tocar el secreto
acorde de pena seca,
sonrisa de ritmo a tempo.